FUNDADOR
Nació el 20 de mayo de 1789 en Marlhes, Francia. Hijo de una familia cristiana, tenía una profunda devoción a la Virgen María, además del gusto por el trabajo, el sentido de la responsabilidad y la apertura a lo nuevo.
A los 14 años, por influencia de un sacerdote que visitaba la región, Champagnat decidió seguir su vocación sacerdotal. Fue un período extremadamente difícil para él debido a que ayudaba a su padre en las labores del campo y casi no había tenido estudios primarios.
Marcelino Champagnat fue ordenado sacerdote el 22 de julio de 1816 y nombrado ayudante del párroco en el pueblito de “La Valla”. El aislamiento y la pobreza cultural de la región eran impresionantes, y Marcelino dedicó mucho tiempo a visitar los enfermos, dar catequesis a los niños, atender a los pobres y acompañar la vida cristiana de las familias. Pero una experiencia en particular, su encuentro con un joven de 17 años en trance de muerte que no conocía de Dios, lo lanzó a iniciar un proyecto mayor: “los Pequeños Hermanos de María”.
Marcelino formó la “Congregación de los Hermanitos de María” el 2 de enero de 1817, con jóvenes del campo a quienes invitó a unirse a su sueño. A ellos les enseñó: lectura, escritura, aritmética…, a orar y vivir el Evangelio en lo cotidiano, convirtiéndolos en educadores religiosos. Al poco tiempo, Champagnat pudo enviarlos a los lugares más apartados de la parroquia para enseñar a niños y adultos.
Entre 1817 y 1824, inauguró una escuela primaria en La Valla. En 1825 construyó la casa de formación “Nuestra Señora del Hermitage”, que pasó a ser centro de capacitación en pedagogía y cuna del carisma marista. Champagnat se dedicó enteramente a la formación y acompañamiento espiritual, pedagógico y apostólico de los Hermanos, a visitar las escuelas y a fundar nuevas obras.
Cuando murió, el 6 de junio de 1840, la “Congregación de los Hermanitos de María” ya contaba con 290 Hermanos, trabajando en 48 escuelas primarias. Actualmente esta misión es desarrollada por Hermanos y laicos maristas en 79 países de África, América, Asia, Europa y Oceanía.
El día 29 de mayo de 1955, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, fue beatificado Marcelino Champagnat. A los 115 años de su muerte. En 1886, comenzó el recorrido que condujo a la beatificación. El proceso diocesano duró 5 años y en 1896, el Papa León XIII firmó el decreto de introducción de la causa, dando a Champagnat el título de Venerable. 59 años más tarde, en la solemnidad de Pentecostés fue beatificado en la celebración presidida por el Cardenal Tedeschini en 1955.
El papa Juan Pablo II canoniza a Marcelino el 18 de abril de 1999 en la plaza San Pedro del Vaticano y le reconoce como santo de la Iglesia universal
El Fundador del Colegio en Costa Rica
Juan Alonso Tablado nació el 26 de septiembre de 1913 en Palacios de la Sierra, Burgos, España. Ingresó al juniorado de Carrión el 1º de octubre de 1926. Dos años después pasó al Noviciado de Pontós, en donde revistió el Hábito el 2 de agosto de 1929 con el nombre de H. JUAN BERCHMANS y pronunció sus primeros votos religiosos en igual fecha del año siguiente.
El H. Juan Alonso fue bienvenido en Caibarién (Cuba) por medio año y luego en Cienfuegos por otros cuatro. De aquí pasó a La Habana, primero en el barrio de El Cerro por cinco años y en el de La Víbora, por otros cinco.
Al H. Juan Alonso le correspondió implantar la obra marista en Costa Rica, nuevamente con los Benedictinos, pero ahora en una escuela agrícola en la ciudad de Quesada, donde permaneció por unos años. Después se trasladó a otra ciudad, Alajuela, ahí dio inicio el Colegio Marista de Alajuela. Inició con una población de uno 107 estudiantes de primero a quinto grado.
Junto al hermano Juan Alonso llegaron otros hermanos: Justo Martín, José de Jesús Cuadrado y Alfredo Ortega. La primera graduación de bachilleres del colegio fue en el año 1971 con 32 estudiantes. Pocos años después ingresaron las primeras estudiantes maristas, y para el año 1975 se graduaron las primeras bachilleres.
El hermano Juan Alonso muere el 20 de mayo de 1979, tenía 66 años de edad y 49 de vida religiosa marista. Sus funerales fueron una apoteosis al Fundador de nuestras obras en Costa Rica. En masa se trasladó la población, presidida por el Sr. Obispo, para rendirle un último homenaje agradecido. Es que el H. Juan Alonso pertenecía a esa pléyade de buenos religiosos que van haciendo el bien a su paso, como sin darse cuenta que lo hacen.